Tiene que limpiar la casa pero la empieza a tentar con sacarse la ropa y al final no quiere otra cosa que escurrir al jefe. Medusa sabe lo buena que está y que los hombres que la miran en sus redes caen. Alberto no será ajeno al poder escondido de esta sirvienta española que se hace rogar pero bien sabe que no se detendrá. Aparece ropa interior amarilla, luego limpia sin nada de ropa y al ver que ese pervertido tiene buena polla, aceptó sentarse en la punta.