La sesión diaria con su consolador es interrumpida por el intruso dotado, intentará escapar, pero la rubia está en llamas. Daisy Stone no advierte que hay alguien mas en su casa mirando como se masturba. El juguete repasa su coño pelado como ese culo ansioso provocando el deseo de pajearse.
Pero se entusiasmó tanto que solo delató su presencia provocando el enojo en la rubia de 22 años. Salió corriendo, pero al desconocer la casa solo se encerró, ni siquiera tuvo tiempo a guardar su salchicha. Es cuando ella puede ver que es un intruso dotado y lo usará para calmar esas ganas locas de follar.
Arrojándolo en la cama se aferró en mamada, tanga negra encajada y saliva por doquier. Ya mas confianzudo se animó a degustar el chocho donde meterá la verga tras hacerla mojar. Pero aun no ha dado en el punto de satisfacción de Daisy que montada a lo vaquera dejará saber que también le gusta el anal.