Tapar los ojos de su marido, atarle las manos, jugar con su cuerpo hasta que le duela la erección es la fantasía de esta esposa caliente que lo llevará a una tarde de pasión y lujuria. George Lee puede sentir que Caroline Ardolino ha llegado a la habitación, nada puede ver, pero si sentir. Ella quiere dominar, tener un chico dócil que se entierre de boca en su coño sin protestar, aunque no pueda ver las medias rejillas y el ajustado vestido negro. Obedece y le deja la raja brillando, jala para que la erección no baje, queda en ropa interior. En cuatro lo guía para que encuentre el punto de penetración. Le descubre los ojos pero inmediatamente ata sus manos con el mismo trapo. Sensaciones excitantes por ambas partes llevarán a una fuerte corrida en la rosada.