Suena la puerta, Tyler atiende, una alumna vendiendo galletas con su corta falda dispuesta a agradecer su compra. Como buen samaritano accede a comprar, debiendo ir a buscar el dinero adentro la invita a pasar. Hasta allí todo normal, no será hasta que ella se mete el billete dentro del sujetador donde todo comienza a cambiar. Al buscar otro paquete se agacha procurando que el joven pueda ver desde atrás.
Como acepta comprar otro ella se tira encima afirmando que el segundo trae premio especial arrojándose a los brazos del suertudo que no tarda nada en corresponder el beso. Desesperado ante la adrenalina que ha comenzado a fluir la desnuda rápidamente quedando con una tanga hilo dental color blanca que levanta suspiros.
En fin, lo hicieron hasta un abundante facial dejando en claro de esta forma que no hay que echar a las chicas que venden galletas.