Para que el chico limpie y ordene ofrece un incentivo oral, claro que la madrastra se entusiasma y quiere mas. Cuando las palabras no funcionan hacen falta otras tácticas, pero Quinn no es normal, pues le ofrece que cada tarea que finalice se irá quitando una prenda. Y claro que dejó reluciente la cocina, tanto que no alcanza la ropa y será con una mamada la forma de recompensarlo.
Sentir en su boca cuan dotado es el chico ha iniciado un revuelo de ratones en la cabeza de esta señora que al encontrarse en el lavadero lo dejará sentir que, a pesar de la edad, sigue manteniendo todo bien estrecho. Pero nada termina, ahora está con los calores a full y será ella quien lo espere lista para mas...