Por revoltosa fue a la sala de detención con la esperanza que cambie, pero pedirá ser castigada hasta que la haga rebalsar. Adria Rae no es una estudiante normal, que no te engañen esas coletas y el enterito que se mete tan hermoso en el trasero, en realidad es una insolente que no se puede quedar quieta.
En cuanto llega a lugar de castigo comienza a insinuarse de forma descarada una y otra vez, pero el profesor se mantiene intacto sin dejarla siquiera intentarlo. Pero nada detiene a la zorrita que se sube y desnuda sobre el escritorio sacando un vibrador de la mochila que coloca entre las piernas hasta correrse.
Esa seriedad queda por el piso cuando ya no resiste mirar y se tira a saborear ese jugo que entre la rosada hizo brillar su piel. Una oleada de lechazos adentro se repetirán viendo como queda rebalsando y a la espera del próximo encuentro.