Siempre ha sido obediente, proveniente de una familia rica se ha cansado de lo mismo, es hora de portarse mal. Se podría decir que jamás hizo cosas en que sus padres pudieran llamarle la atención, pero el ir a estudiar y vivir sola la llevará a redefinirse empezando con todo.
Sin dudas de un cuerpo maravilloso empieza en la piscina con un traje de baño que pocas mujeres podrían comprar, blanco y de costosa marca se amolda de curvas suaves haciendo juego al rostro delicado adornado con ojos celestes penetrantes.
En su primera noche conoce a Derrick, un hombro gentil de músculos marcados y cabeza rasurada por el que sintió especial atracción. Al otro día quedaron en juntarse, ella se muestra alegre con un vestido que hace honor en jugosas tetas sueltas que cada vez que sonríe se mueven maravillando al joven.
Los besos llegaron y pronto pensará en él cuando en la bañera quiera tocarse sintiendo impúdicos deseos por portarse mal imaginándose paseando en moto totalmente desnuda sujetando firme al conductor. La salida formal se produjo, por fin el momento ha llegado, él con un elegante traje, ella cubierta por sensual vestido blanco.
Rápido desaparece eso que parecía romántico pues en cuanto se arrodilla introduce pene en suave boca empujando con ansiedad, los breteles caen apareciendo bronceada en la piel que descoloca a cualquiera, ese fino traje de baño ha dejado la mejor de las marcas.
Le comerá la concha casi despreciando la belleza, luego aterrizando con el pene entre los pachos donde la deja obligada a pajearlo con ellas. Eso le encantó a la rubia que empuja y disfruta cuando la cabeza golpea su rostro. Esa ternura de mujer se posiciona en cuatro, el fuerte empujón hace todo moverse, siente que portarse bien le ha hecho perder mucho tiempo y empezará a recuperarlo.
Cuanta forma le plantee para coger lo hará, cada situación la empapa mas y mas, hasta quiere sentir como es el sabor del semen.