Ha llegado la peridista, según ella es una entrevista normal, sin embargo a medida que toma confianza las preguntas van sobre mi intimidad, eso me hace ofuscar, aunque me doy cuenta que vino en busca de mi fama como mujeriego. Rápidamente la tengo en mi regazo, vestido de seda deja al descubierto todo, si bien protesta no quiere escapar, estoy en lo cierto.
Además, cuantas mujeres conoces que vayan al trabajo con portaligas. Nalgada uno, dos, tres, perdí la cuenta al notar que las está disfrutando, de un tirón bajo tanga y jugar con la conchita. Cuando comienzo a humedecer allí abajo me doy cuenta que ese ano parece cerrado, estoy entusiasmado y la pongo en cuatro trabando dedo gordo al ano penetrando lo que queda libre. Sacaré sin avisar para trabarla en su boca, quiero ver como expulsa saliva, me la deja impecable, endurecí completo cuando vi que necesitaba dos manos para pajearme.
Según ella nunca la tuvo atrás, por las dudas empujo suave, no quiero que todo se arruine, la estoy pasando muy bien por la forma en que me deja manejar todo. Piernas arriba, miro sus expresiones, miren las sonrisa en sus ojos, le encantó. Froto firme el clítoris haciendo que lleguen los temblores de su primer orgasmo anal. Ya no quiere que me desvie.