Los medicamentos para su calentura anal están retrasados causando que la rubia Kenzie Reeves requiera intervención inmediata.
Tan solo debe esperar a que llegue el reparto, pero no puede aguantar y empieza impulsivamente a buscar algo que la calme, entre las estanterías frota firme el coño en busca de calmarse, pero es tal la locura que llama la atención del farmacéutico que le debe preguntar si está bien, apoyada en el mostrador le ha quedado el culito al descubierto donde un incrédulo comprador no sabe como reaccionar y menos cuando la muchacha comienza a buscar verga sin importarle quien.
Un cepillo de dientes eléctrico le sirve para meterlo entre los labios vaginales y ante la vista de toda la farmacia comenzar a masturbarse, encima tiene uno de los coños mas carnosos del porno, que, parecen estar masticando el humilde aparato que hace huir asustado al pobre espectador, que ha quedado abrumado por tal desespero.
Así seguirá buscando algo que la entretenga pero hay algo que rebalsa el vaso cuando otra mujer ni siquiera quiere el producto y se retira totalmente enojada. Markus debe hacer algo y sale a buscar donde anda. Ya desquiciada la encuentra con el aparato para medir la presión a punto de explotar con la muchachita abierta de piernas mastubándose sin tapujos delante de un abuelo.
Está furiosa al ser enfrentada, tomándolo del guardapolvo amenaza, y vaya casualidad, ese hombre es experto en destrucción de traseros. Apoyada en el respaldo de la silla apoya las tetitas que le duelen de lo rígidos que tiene sus pezones, allí puede ver la herramienta dura y se emociona. Vaya que se atraganta de tal forma que casi es imposible describir.
Sin mas él se fue por detrás, sin quitarle la ropa le implantó con fuerza polla en culo pudiendo comenzar a descomprimir ese ojete que reclamaba atención. Lo que no será fácil, no importa cuanto le esconda la salchicha, ni cuan dura sea la paliza, siempre parece querer mas y mas.