Siempre pelean pero hoy al parecer se llevan bien, eso deja muy contento al hombre pues parece que su nueva familia está en orden.
Pero no todo es lo que parece, él comienza a meter manos mientras ella toma un cubrecamas y se tapa para que pueda jugar tranquilo, mirando de reojo al adulto que lee un diario en la mesa. Suaves tetitas a la vista y una mano al chocho son detonante para que se deje desnudar para poder saborear el largo palo.
El morbo llega al máximo cuando el padrastro se queda dormido donde los jóvenes se ponen a follar sobre el respaldo, a centímetros de él. Es tanta la adrenalina que los suspiros no pueden bajar la intensidad corriendo el riego de despertarlo. Se tirarán al piso donde a lo vaquera no quiere frenar de rebotar, por suerte una pausa para un 69 hace que el ruido merme, pero es mucha la calentura.
Tanto ajetreo causará que el chorro de semen no pueda ser controlado soltando parte en el interior y el resto quedará chorreando entre las piernas, pero cuidado, ha despertado, corriendo rápido al otro sillón logran evadir el control como si nada hubiera pasado.