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Lo único que tiene que lograr es sacarse de encima a la dueña de casa, una recalcitrante rubia de malos modales que siempre reacciona mal, y que mejor que un horrendo café de desayuno para que se vaya a un bar y los deje a solas.
Comienza a atenderlo, cosas que nunca había hecho, eso le gusta al pelado que todavía no entiende que busca. Hasta que el mensaje no puede ser mas claro al subir la falda y comenzar a tocarse bajo las bragas delante de él.
Y si, se aseguró que la mujer no estaba, allí nomas la subió en su regazo comenzando a tocar todos los rincones de esa nena que se parte de bonita. Sobre la mesada, solo con medias, comienza a gemir pues le están saboreando el chocho.
Él se recuesta en la misma mesada mirando como toma poder acomodando el pene entre húmedos labios vaginales permitiendo que de un empujoncito sienta el calor interno de la dama. Lo hará de reversa, de frente, en todo momento sin frenar el subir y bajar.
Luego, de parada y por detrás le dará varios minutos haciendo que todo se torne muy mojado consiguiendo que el pene avise que es hora de eyacular y así tenerla de rodillas, sacando lengua, para que haga de su boca un depósito de semen.
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