...Silvia es una mujer libre. Libre de prejuicios y su marido también. Libre de elegir al hombre que la acompañe esta noche... y eligió a Jax. Él es moreno, imponente, músculos que hablan sin decir nada. Frente al espejo empieza su juego favorito: decidir qué ponerse… o qué quitarse. Primero lencería roja. Sexy, sí, pero demasiado obvia. Después, negro profundo. Elegante, provocador… ¿pero realmente necesario?. Silvia sonríe. Lo mejor que puede llevar... es su piel. Solo un vestido blanco, liviano como el aire, la separa de ese encuentro que promete fuego. Porque cuando una mujer sabe lo que quiere, no hay tela que lo detenga.
Y esto no es algo fuera de lo común, sucede en otros matrimonios, mira a esta caliente esposa con el plomero.