Toda su vida ha sido practicamente lo mismo, la atracción por hombres casados la ha llevado a lujuriosos encuentros. Hoy se ha enterado que la mujer del jefe tuvo que salir de viaje, inventando una falsa escusa de negocios conseguirá ir hasta su casa. No tarde en mostrar las verdaderas intenciones al dejar caer su vestido.
Es una escultura de carne cubierta por devastadora lencería que se tornará irresistible para el moreno que no reacciona de inmediato, tuvo ella que avanzar para que los besos comiencen. Las manos se mezclan, él frota nalgas, ella el grueso caño halagando de inmediato el tamaño.
Cuando logra sacarlo del pantalón esbosa sonrisa codiciosa y con boca voraz comenzó a atragantarse, largo tiempo babeando para acomodarse encima y allí, desde encima, poder bajar el cuerpo manejando la situación. Una vista desde atrás deja ver como se ha estirado todo, concha, ano, nalgas, todo abierto por el grosor que no le será problema manejar a esta ladrona de maridos.