En el coche no puede evitar contarle lo que siente por él, menos pedir si puede chupársela consiguiendo que la invite a casa para divertirse.
Está en el parque terminando sus ejercicios diarios cuando ve a una jovencita hermosa con calzas cortas patinando, epa, es su vecina. Después de una charla le ofrece llevarla hasta la casa sin imaginar que esa nena le contaría que sus novios son unos tontos y que está enamorada de él.
Casi ni cuenta se da que está disfrutando los suaves labios trabajando en su pene que está duró como ella le gusta. De allí directo a la casa donde de inmediato se la mete de parado con todo sin mediar palabras ni pedir permiso.
Comenzó a gemir como si nunca hubiera tenido sexo, eso lo hace entusiasmar aun mas cuando esos gemidos son mezcla de llanto placentero. Encima es estrecha y está consiguiendo que él goce a mas no poder, pues viene de una seguidilla de viejas que a pesar de ser expertas, tienen el agujero demasiado estirado.
En fin, a veces ser un buen vecino tiene beneficios inesperados como le ha sucedido a este suertudo.