Jordi y Danny consiguieron una changa, tienen que pintar la casa de la señora Jessie, una rubia de curvas dignas de un fileteador. Fantasear mirando el ir y venir se refleja en el rostro de estos pintores ansiosos de poder usar el rodillo. La repentina aparición de Jessie con el conjunto de tela mínima que se ajusta a su figura como si fuera un lienzo hecho a medida provoca una consternación en el lugar, uno de sus pechos se escapó de su refugio. Claro que no será un ambiente fácil para acomodarse, el pobre Jordi es el primero en quedar atrapado. Así es, atrapó a uno, luego al otro, y finalmente a los dos juntos, que le vas a hacer, le pintó el trío a la señora.
Claro que no solo se pinta la casa, hay artistas, armadores de obras maestras con aun mas suerte que terminan en la cama pero con dos mujeres.