Me gano la vida dando clases particulares a domicilio, me gusta vestir elegante pero a la vez sensual pues una nunca sabe cuando puede suceder. Como siempre me dirijo a la habitación de mi alumno donde habitualmente hago mi trabajo, al asomarme lo veo, entusiasmado jalando la salchicha levantando en mi el deseo de acompañarlo desde lejos, todo iba bien hasta que hice un ruido cortando la inspiración de los dos lados. Como si nada hubiera visto ingresé, lo salude y empezamos. Veo de reojo que cada vez que estoy de espaldas él se toca, uy, me encanta saber que soy inspiración del un joven tan guapo, desprender camisa dejando asomar parte de la areola es inicio de mi ataque. Siento el clítoris tan duro que me siento en el escritorio abriendo piernas para sobarlo, en sus narices, con sus gafas. Luego de lo que me hizo disfrutar creo que no cobraré esta clase.